Primero de Mayo: Día del Trabajador.
El siglo XIX llegaba a su fin cuando una protesta de obreros norteamericanos que reclamaba sus derechos sociales elementales en Chicago fue violentamente reprimida. Este hecho sería uno de los tantos sucesos trágicos que los obreros sufrirían a lo largo de la historia del mundo capitalista. En Argentina, la situación no era mejor: el país de los liberales Mitre y Sarmiento se integraba al mercado mundial como colonia agroexportadora. Para esta tarea fue necesaria la inmigración, fenómeno que introdujo en el país las ideas anarquistas y comunistas, forjadoras de las primeras organizaciones gremiales, como la FORA y la UGT. De la represión durante el final de la etapa roquista (apoyada en la Ley de Residencia) se pasó a la conciliación inicial con el gobierno popular de Yrigoyen, pero esta situación se rompió y los obreros volvieron a ser víctimas de la violenta represión policial y militar en la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde.
A partir de la crisis mundial del 30, se dio en Argentina un fenómeno de migraciones internas, desde el campo a las ciudades, alentado por el incipiente crecimiento industrial que significó el proceso de sustitución de importaciones. Este nuevo actor social, el obrero recién venido del campo a la ciudad, el "cabecita negra", fue la clave de la irrupción del movimiento de masas que cambiaría la posición de los trabajadores en la sociedad y en definitiva, la historia de nuestro país. A partir del golpe militar de 1943 , y sobre todo desde la asunción del general Farrell en 1944, comenzó a ganar popularidad entre los sectores obreros un joven coronel, Juan Domingo Perón, secretario de Trabajo y Previsión, quien a partir de reformas sociales como el Estatuto del Peón o la creación de los Tribunales de Trabajo se ganó la simpatía y el apoyo de la CGT, la central obrera surgida en la transición entre Yrigoyen y la Década Infame como fusión de la USA (sindicalismo revolucionario) y la COA (socialista). Dicho apoyo sería vital para la rebelión popular del 17 de Octubre de 1945 y la victoria del Partido Laborista en 1946.
Con la llegada de Perón al poder, se produjo la redistribución de la riqueza en favor de la clase obrera más importante de la historia nacional, junto al otorgamiento de los más importantes derechos sociales que los trabajadores venían reclamando. Un líder que protegía a sus masas, una clase trabajadora que se identificaba con su líder, y una central obrera nacional apadrinada por alguien como Evita, construyeron el verdadero Bienestar que el pueblo argentino reclamaba, merecía, agradecía y nunca olvidó.
Que una de las fechas más importantes para el gobierno justicialista fuera el 1 de mayo no era casualidad. Cientos de miles de obreros se congregaban para escuchar al Primer Trabajador y a la abanderada de los humildes, Evita, representante genuina de la clase trabajadora argentina.
Pero los días más felices para los trabajadores se verían interrumpidos por el golpe gorila de 1955, iniciándose un largo camino de 18 años donde la Resistencia Peronista, a través de huelgas e insurrecciones, luchó contra la intervención sindical represora (mantenida incluso por gobiernos democráticos) hasta el definitivo regreso del General.
Hoy, luego de idas y vueltas, de encuentros y desencuentros, los trabajadores argentinos siguen alineados con un proyecto nacional y popular, un proyecto que los representa y requiere de la movilización de todos sus sectores para impedir la restauración neoliberal explotadora, privatizadora y pro-imperialista. El despido masivo en el monopolio Manzano - Vila es un síntoma de sus intenciones, pero también de la firme unión de los trabajadores argentinos a través de la CGT y la CTA.
Aunque algunos sectores impopulares y antinacionales intenten atribuirse la representación de la clase obrera, la historia no deja lugar a dudas:
Los trabajadores argentinos son PERONISTAS.
FELIZ DÍA COMPAÑEROS.
Matías Sánchez. JP Evita La Matanza.