
Hace 36 años nos dejaba el presidente más importante de la historia argentina. Su muerte no sólo significó el fin de su gobierno y el advenimiento de la masacre y la barbarie, sino también la pérdida del hombre más excepcional y polémico que dirigió los destinos de la Argentina, quizás desde los tiempos de Rosas. Sin embargo, su legado se mantiene hasta el día de hoy y demuestra ser eterno. Corrían los años setenta, pero no los setenta que nos ilusionaron, los setenta de la alegría y el avance popular, sino los primeros años en los que la lucha entre la izquierda nacional y la derecha genocida se empezaban a hacer sentir. El fracaso del pacto...