miércoles, 15 de septiembre de 2010

0 LOS LAPICES SIGUEN ESCRIBIENDO.


16 DE SEPTIEMBRE DE 1976. LA NOCHE DE LOS LÁPICES.

El colectivo atraviesa las calles porteñas hasta que, al llegar a Rivadavia, se detiene. Una columna de varios cientos de estudiantes con pancartas y banderas marcha hacia el microcentro. Un señor, arriba del colectivo, les grita enfurecido: “¡Vagos! ¡Vayan a estudiar!”. La señora de al lado, que bien podría llamarse Doña Rosa, se resigna: “Así está el país". La escena es actual y remite a dos personas cualquiera, de la autodenominada gente “decente”, pero bien podría referirse a las impresentables editoriales de más de un periodista de los medios masivos y a los comunicados de prensa de unos cuantos funcionarios del actual gobierno neoliberal de la Ciudad.
Parece que la gente “decente”, la que protesta pero desde la mesa del bar o desde su sillón mirando Susana Giménez, no entiende (o no quiere entender) que a veces la protesta social es la única forma de ser escuchado y de que derechos básicos que todos decimos defender pero pocos lo hacemos, como la educación y la alimentación de nuestros pibes, se cumplan. Hoy es notable ver cómo los estudiantes secundarios le ganan la calle a la privatización.
La gloriosa juventud de los 70 lo hizo, no sólo luchando por el regreso de Perón y por la victoria de Cámpora, sino también cuando se desató la represión. Por eso los estudiantes de la UES no dudaron en expresar su reclamo por el boleto estudiantil en ese momento tan crítico de nuestra historia que fue el año 1976.
La detención, tortura, asesinato y desaparición de los diez jóvenes estudiantes de la Normal Nº 3 de La Plata sería un caso ejemplar de los métodos implantados por las Fuerzas Armadas en contra de “la subversión”, la “infiltración marxista”, etc.de 30 mil compañeros, en defensa de "la Patria", y con la complicidad o indiferencia de amplios sectores civiles, esos a los que hoy también se los escucha pedir el fin de "este gobierno de montoneros". El Batallón 601 y Ramón Camps como en otros tantos casos fueron los responsables de esta masacre silenciada durante muchos años. Compañeros como Claudia Falcone que la dictadura genocida se llevó pero no pudo arrancar de la memoria del pueblo. Ni mil años en la cárcel serían suficientes para que los asesinos paguen su condena.
“Que vuelvan los militares”. ¿A secuestrar, a matar? ¿A violar, a torturar? ¿A desaparecer pibes? Es increíble que en un país que sufrió lo que Argentina hayan personas que pidan volver a la barbarie, que hagan apología del genocidio. Y la barbarie no son jóvenes luchando por un boleto, o por que no se les caiga el techo del colegio encima, o por esa palabra que tanto incomoda que es Revolución. La barbarie es ésta, la de la represión, la del salvajismo, la de la violación a los derechos humanos. Los estudiantes reclamando son los que luchan por la educación. Los que reprimen y hacen listas negras son los que la vacían. Porque al que domina y explota, le conviene que sus dominados sean sumisos, pero también analfabetos.

Matías Sánchez. JP Evita La Matanza.

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