Hace 91 años, el 7 de Mayo de 1919, en la localidad bonaerense de Los Toldos, nacía la mujer más importante en la historia de las luchas y conquistas del pueblo argentino. Nacía María Eva Duarte, "Evita", la Abanderada de los Humildes, protectora de los Descamisados, Jefa Espiritual de la Nación , fiel compañera del General Perón y la figura más revolucionaria de este movimiento nacional, esta expresión popular, este sentimiento que conocemos por Justicialismo.
Desde un cargo antes decorativo, el de primera dama, Evita aportó su convicción y su sacrificio al proyecto histórico de Perón, proyecto que logró cambiar el curso de la historia argentina enarbolando las banderas de soberanía política, independencia económica y justicia social. Desde su Fundación terminó con la limosna otorgada por las calificadas señoras de la Sociedad de Beneficencia para encarar un verdadero proyecto de ayuda social focalizado en los sectores más desprotegidos de la población: niños, ancianos y mujeres, para las cuales conquistó el Voto en 1949. Escuelas, policlínicos, comedores, viviendas, colonias de vacaciones, competencias deportivas, entre otras numerosas obras, y esa costumbre de recibir personalmente a los necesitados y de dirigirse a su pueblo con sinceridad y sin tapujos. Actitudes como éstas fueron las que le granjearon el odio de la oligarquía, los militares y el clero, los sectores más conservadores de la sociedad argentina, quienes despectivamente la llamaban "la Eva ".
El fallecimiento de Evita en 1952 dejó un dolor inmenso en el corazón del pueblo argentino y un vacío en el alma de los trabajadores, pero también un legado. Efectivamente, hubieron quienes recogieron su nombre y lo llevaron como bandera a la victoria: esa resistencia a mantenerse en un perfecto equilibrio entre capital y trabajo, siempre inclinándose por los trabajadores; ese impulso de organizar milicias populares para defender al gobierno justicialista de los intentos golpistas; esa concepción del justicialismo, no como una versión liviana del capitalismo sino como un genuino movimiento revolucionario basado en los principios irrenunciables de igualdad y justicia social en el camino a la liberación nacional, esa intransigencia, fue la que inspiró, veinte años después, a la juventud maravillosa que, tal como ella rogó al pueblo, enfrentó a la antipatria al grito de LA VIDA POR PERÓN.
Ese espíritu fue heredado por quienes arriesgaron su vida en pos del regreso del General al país, la definitiva liberación nacional y la construcción de un Socialismo Nacional adecuado a la historia y la realidad argentina, la que reflejaba que el único movimiento con la fuerza popular suficiente como para encarar un proceso revolucionario, era el peronismo y no otro. Más allá de suposiciones, es innegable que resulta mucho más fácil imaginar a Evita acompañando a la gloriosa Juventud Peronista y a los Montoneros, soldados de Perón, que a la derecha macartista que inició su sangrienta caza. Hoy, después de tantos años y de tantos golpes a la fe del pueblo, nos ponemos a recordar a Evita y nos queda claro que a pesar de que como ella muchos dejaron en el camino jirones de su vida, la victoria es posible. Pero para ello es imprescindible tener esta frase presente: “EL PERONISMO SERÁ REVOLUCIONARIO O NO SERÁ NADA”. EVA PERÓN.
Matías Sánchez. JP Evita La Matanza.
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