III - De la Ley Sáenz Peña a la Argentina Justicialista. BICENTENARIO DE LA PATRIA.
En vistas del desgaste del sistema político fraudulento sostenido por los conservadores, fue imperativa la realización de una reforma electoral realmente democrática, la cual fue encarada por el presidente Sáenz Peña en 1912. Dicha reforma permitió el acceso a la presidencia al primer líder nacional y popular de la historia del Estado Argentino, el radical Hipólito Yrigoyen. Nacionalista, en cierta medida también antiimperialista, mantuvo la neutralidad en la Primera Guerra Mundial, logró una notable redistribución del ingreso y un moderado crecimiento económico, respondiendo a algunos de los reclamos de la clase trabajadora y sobre todo beneficiando con sus políticas públicas a las clases medias; apoyó la Reforma Universitaria e impulsó la creación de YPF, la petrolera estatal. Sin embargo, durante su gobierno también se produjeron los trágicos hechos de la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde, protestas obreras cruelmente reprimidas. Yrigoyen fue sucedido por otro candidato radical, Marcelo T. de Alvear, de perfil conservador, y en su segunda presidencia sufrió la crisis mundial del 30', siendo derrocado por un golpe militar.
Nacía así la Década Infame, en la cual el proyecto fascista de Uriburu sucumbiría prematuramente ante el modelo de Justo, el de una restauración conservadora apoyada en el fraude "patriótico" y la relación de subordinación ante Inglaterra (tratado Roca-Runciman). Ante la imposibilidad de importar manufacturas debido a la Segunda Guerra Mundial, se impulsó un proceso de sustitución de importaciones que trajo como consecuencia un fenómeno de migraciones internas.
En 1943, el GOU, una logia de militares nacionalistas, toma el poder ante la posible candidatura del anglófilo conservador Patrón Costas y la ya indiscriminada práctica del fraude y la corrupción. El nuevo gobierno, con Ramírez a la cabeza, declaró su neutralidad en la guerra, siendo acusado de pro-nazi. Éste es sucedido por Farrell, militar cercano al coronel Juan Domingo Perón.
El coronel solicita el Departamento de Trabajo y Previsión Social impulsando reformas laborales históricas que le proveen el apoyo de los sindicatos y la gran masa de las clases obreras. Perón llega al Ministerio de Guerra y la Vicepresidencia de la Nación, pero por conflictos dentro del ejército es separado de su cargo y apresado en la isla Martín García. El 17 de Octubre de 1945 una histórica rebelión popular reclama y consigue su liberación. A partir de su férreo vínculo con la CGT y otros sectores progresistas, Perón se presenta con su Partido Laborista y gana las presidenciales de 1946. Desde la presidencia construye el Movimiento Peronista, redacta la Doctrina Justicialista, reforma la Constitución Nacional, adopta la Tercera Posición y se confirma como un líder nacional, popular y antiimperialista que defiende las tres banderas de Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social ante los embates del imperialismo anglo-yanqui y la oligarquía vendepatria. Impulsando la industrialización, el consumo interno, la redistribución del ingreso y la nacionalización de los servicios públicos más importantes para el pueblo, se ganó el apoyo de las clases populares y el odio de las altas y medias. Tuvo en Eva Perón su costado más revolucionario, pero al mismo tiempo, protector de los sectores más desprotegidos de la sociedad: niños, ancianos y mujeres, logrando para ellas el derecho a votar.
El enfrentamiento del gobierno justicialista a la Iglesia Católica sumado a la oposición patronal (Sociedad Rural, Unión Industrial), política (conservadores, radicales, socialistas, comunistas), universitaria, imperialista y militar desembocó en el sangriento golpe de estado de 1955 que puso fin a la etapa más gloriosa del pueblo trabajador argentino.
MATÍAS SANCHEZ. JP Evita La Matanza.
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