Ha sido un costoso proceso de lucha por parte de las mujeres a lo largo de la historia y en la actualidad, para ser consideradas como sujetos; o sea por “aparecer”, por hacerse visibles: en las producciones intelectuales, en los espacios públicos, en la política o simplemente para que su voz sea escuchada en el seno de su familia.
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la lucha por la eliminación de la Violencia hacia las mujeres. Este día ha sido elegido en homenaje al asesinato de las tres hermanas Mirabal en Republica Dominicana. Corría el año 1960 cuando el pueblo dominicano manifestaba su descontento ante la dictadura de Rafael Trujillo, quien durante 30 años mantuvo al pueblo dominicano en el atraso económico, la ignorancia y el caos.
Es en este contexto de resistencia y lucha, que el 25 de noviembre, Patria, Minerva y María Teresa, militantes políticas fueron violadas y asesinadas.
Es por ello que en el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que se llevó a cabo en Bogotá en 1981, se establece el 25 de noviembre como día de lucha contra la violencia hacia las mujeres para de esta forma rendir homenaje a las hermanas Mirabal y a todas las mujeres que son de víctimas de violencia de género y a las que luchan día a día por una sociedad mas equitativa e igualitaria.
Cuando hablamos de violencia hacia las mujeres, no solo se hace referencia a la violencia física, sino que tiene que ver con un concepto más amplio que abarca diferentes aspectos de la vida cotidiana y que usualmente tiene manifestaciones en el plano de lo simbólico. Sin ir más lejos, varias veces, se le realizan críticas a nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner con una fuerte carga de violencia verbal y de género.
En la actualidad se establece un gran desafío; el de detectar y terminar con manifestaciones de violencia hacia las mujeres en sus diferentes dimensiones. Esta es una batalla que se da día a día en el plano cultural, en nuestro cotidiano. Pero también se hace necesario que sea considerada una cuestión de Estado, donde se establezcan políticas públicas en pos de prevenir y abolir todos los actos de violencia hacia las mujeres.
En este sentido la reglamentación de la ley 26.485 ha significado un gran avance dado que se platea como objetivo “prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales” ampliando la visión sobre las causas y consecuencias de la violencia de genero.
Consta de 45 artículos y define como violencia “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal”. Los dos de los ejes fundamentales de la ley son la promoción en todo el país de servicios de asistencia integral gratuita para las mujeres que padecen violencia de género y la extensión de la figura de protección contra la violencia familiar a nuevas figuras que contemplan la violencia en cualquier ámbito donde la mujer desarrolle sus relaciones interpersonales.
No obstante quedan todavía muchas asignaturas pendientes para que nuestros derechos sean garantizados, como por ejemplo el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. El aborto clandestino continúa siendo una de las principales causas de muerte de mujeres en la maternidad, junto a la violencia domestica, es decir los feminicidios.
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